Un bolígrafo o un papel son fieles compañeros, en mi soledad el recuerdo no me abandona.
Confieso y juro por mi alma que no puedo recordar cómo, cuándo, ni siquiera dónde lo conocí; a transcurrido largo tiempo desde entonces y el sufrimiento ha debilitado mi memoria. O quizá no puedo recordar aquellas cosas porque, el carácter de mi amado, su raro saber, su belleza singular y su extraña mirada hace perder cualquier recuerdo.
Hay un punto en el cual mi memoria no falla es cuando siento su presencia, cuando esta y no esta.
Ahora me viene un vago recuerdo, caía la noche con una bella lluvia, me dirigía feliz a una clase de tantas cuando accidentalmente chocaron las miradas, misma que detuvieron los pasos que rápidamente se escondían de la lluvia, solo basto un ¡Disculpa!-Cuanto lo siento. Para saber que era él.
Recordar como vestía significaría el impacto que en mi causo, darle prioridad al corazón es perder la razón, cuando cursimente dices me encanto.
Veo lo invisible, oigo la soledad, ilumino la oscuridad, tropiezo con el vacío, abrazo la ausencia, extraño lo entrañable ¿por qué?, ¿por qué? Amo lo que no es, lo ausente, lo prohibido.
Apartar de mi su imagen resulta difícil, pero apartar su olor es imposible, cuando tatúas en tus venas, en tus sentidos lo indeleble gozas recordar, aunque duela ……..
MME
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